Todavía recuerdo mi primer Electronic Game Show hace ya varios años, cuando el evento se anunciaba en la televisión y yo había llegado con horas de anticipación a la apertura (por recomendación de amigos) para asegurar un buen lugar en el primer juego para el que me formara.
Es entonces que se abrían las puertas del World Trade Center para dar lugar a lo que muchos conocían como el mini E3. Nintendo, Sony y Microsoft estaban presentes junto con las ya extintas revistas impresas especializadas en videojuegos, y por supuesto, largas filas llenas de gamers ansiosos por probar algún demo de un título próximo a lanzarse o por conseguir la firma en su póster de algún developer de la industria.
Y las filas eran lo de menos, porque mientras llevaras tu Nintendo DS siempre había alguien en las filas con quien pudieras cotorrear y echar una batalla Pokémon. En los pasillos no se podía ni caminar y el SWAG (tus recuerditos) llegaba de todas partes.
Era un ambiente de emoción con un evento que se forjaba como la exposición de gaming más importante de Latinoamérica, con miles y miles de asistentes cada año.
Pero en algún momento de los últimos años, algo cambió. La sede comenzó a modificarse a Santa Fe y posteriormente hasta allá por Lomas de Sotelo. Las compañías empezaron a perder el interés y comenzaron a declinar la invitación, los regalos comenzaron a escasear, y los pasillos antes abarrotados de estaciones de juego, carecían del mismo ritmo y emoción que antes abundaba.
Han sido ya varias ocasiones en los que el Electronic Game Show se ha visto obligado a cambiar para tratar de sobrevivir, a tal punto que este año se ha convertido en el EGS Live – o “YouTube Fest” como lo llaman algunos – , ¡y vaya que se ha rodeado de polémica!
El mercado del gaming ha cambiado, y por ende, el mismo evento también. EGS Live se ha despedido de las grandes compañías que engalanaban el evento (entiéndase Nintendo, Microsoft y Sony) para dar lugar a Streamers, influencers y demás “celebridades”, algunas ni siquiera relacionadas con el gaming.
Habrá quien quiera ir a ver a su streamer favorito en lugar de conocer al mismo desarrollador del juego, quien irónicamente es de quien depende el primero. Sin juegos no hay streamer. Y está bien, si es lo que les gusta, los invito a que compren su boleto. Sin embargo, lo que no me parece correcto fue el marketing inicial desde que se pusieron a la venta los boletos donde aún no quedaba muy claro cuál sería el enfoque del evento, defendiéndose en que más adelante darían a conocer más sorpresas del mismo.
La sorpresa fue esa, lo que antes era un lugar, un espacio para conocer figuras importantes en el desarrollo del gaming, o poder darle una probadita a juegos que todavía no salían al mercado por lo menos en un par de meses, fue sustituido por tardes de cotorreo con videojuegos y la presencia de “influencers”.
Desde un inicio tuvieron que ser claros a la gente que preguntaba en redes sociales el cómo sería el evento, pero prefirieron mantener en suspenso la realidad para después “ensartar” a todos aquellos que compraron un boleto para un evento muy distinto, y lo digo porque fue hasta mucho después cuando dieron a conocer aquella verdad: ninguna de las 3 compañías estaría presente.
Para los que están conformes con lo que les ofrecen, disfruten del EGS Live, en verdad. Aprovechen las sesiones de VR o las diversas áreas de experiencias del evento. Incluso aprovechen las conferencias que me parece de lo más rescatable.
“El evento de videojuegos más importante de México regresará durante el 6, 7 y 8 de octubre para reunirnos entorno al mejor ambiente para jugar, pasarla bien y divertirte.”
Qué bueno que tengan su pabellón de realidad virtual y toda una serie de torneos programados, no obstante, personalmente no pagaría por un evento para “jugar y pasarla bien” cuando puedo hacer lo mismo – y lo he hecho – en mi casa con mis amigos, y con unas cervezas bien frías. Soltar lana para conocer ‘influencers’ no es lo mío, y menos cuando alguien tuvo la brillante idea de llevar al Escorpión Dorado.
Parece que ésta era la única forma de intentar salvar un evento en decadencia, aludiendo a las nuevas generaciones y con un formato totalmente distinto a lo que los fans de antaño esperábamos. A los que van emocionados por lo que ofrecen, disfrútenlo, y a los que los chamaquearon durante la venta de boletos…lamento su situación.
Los tiempos han cambiado… Y es así que el Electronic Game Show como lo conocíamos, ha muerto.
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