Usualmente agosto es un mes muy tranquilo en cuanto a lanzamientos, algo normal puesto que a partir de septiembre todo se comienza a descontrolar. Eso no quiere decir que no haya juegos. Por el contrario, sí, los hay, y de vez en cuando te aparece alguna curiosidad como es el caso de RAD. Veamos en este review si RAD logra sobresalir, en especial para un juego tipo roguelike.
¿Creían que sufrir un Armagedón era malo? Imagínense haber pasado por dos de ellos. Ese es el mundo post apocalíptico en el que se desarrolla RAD, en donde tú tomas el rol de un adolescente que debe explorar las radiactivas tierras (Fallow) de dicho mundo en busca de una cura para el mundo. Claro que tus incursiones en el Fallow tendrán sus consecuencias, y por consecuencias quiero decir mutaciones.
La historia es tan solo un medio para el cual desarrollar el gameplay. Es interesante el contexto que le dieron, aunque debido al tipo de juego que se maneja, la relevancia de la narrativa pasa entonces a un segundo plano, aunque es divertido saber que ocurrieron dos apocalipsis.
Lo que realmente importa de RAD es su gameplay. Este es un roguelike en 3D que como buen juego del género, cuenta con niveles generados de forma procedural. Esto quiere decir que no importa cuántas corridas hagas del juego, nunca encontrarás el mismo nivel post apocalíptico 2 veces.
A lo largo de tu travesía tendrás que combatir criaturas radiactivas de todo tipo, desde cangrejos o ajolotes mutantes, hasta calamares terrestres escupe fuegos. El combate es muy sencillo y de inicio cuentas con un bate de baseball para agarrarlos a trancazos y la curva de aprendizaje es muy rápida. Obviamente morirás, y mucho, especialmente al inicio, pero poco a poco irás aprendiendo a predecir los ataques enemigos. Cada tipo de enemigo se mueve y ataca de forma específica.
Lo divertido en todo esto es que mientras vas eliminando criaturas, vas absorbiendo radiación que te provocará mutaciones. Estas mutaciones son muy variadas y son lo que le agregan un carisma especial a Rad. En una corrida muté para tener una cabeza de cobra, por lo que iba mordiendo enemigos y envenenándolos, mientras en otra ocasión me convertí en un centauro que iba embistiendo enemigos. Nunca sabes en que transformarás ni qué habilidades obtendrás de ello, y eso genera algunas sorpresas divertidas.
De igual forma, hay mutaciones pasivas que no se ven reflejadas en el aspecto físico de nuestro personaje pero tienen algún beneficio. Combinando estas habilidades pasivas y activas irás progresando por estos mundos, enfrentándote también algunos jefes. Lástima que en algunas ocasiones las combinaciones de habilidades y mutaciones no tengan una sinergia óptima (ej: tener ataques físicos pero una habilidad pasiva para ataques a distancia).
A pesar de que el sistema es muy sencillo, RAD tiene muchos secretos escondidos, pasadizos ocultos y mecánicas misteriosas que complementan todo el sistema de juego. Realicé varias corridas, todas con diferentes resultados, e incluso encontrando una cueva que me adelantó un par de mundos.
RAD cuenta con un estilo artístico inspirado en los 80’s con hartos colores neón que contribuyen a realzar este “paradisiaco” mundo en el que jugamos mientras apela un poquito a la nostalgia. Es algo medio punk, con neón por todos lados, hasta en la fauna.
De igual forma tenemos la música inspirada en la misma época para acompañar de gran manera cada una de tus corridas por el Fallow.
RAD es un divertido roguelike que te invita a seguir descubriendo sus secretos y las combinaciones de mutaciones en cada corrida. El juego es más de lo que se ve a simple vista y a pesar del factor de repetición que se maneja en este género a causa de la muerte permanente, es inevitable darle “New Run” para comenzar una vez más. Además, nunca sabes en qué te convertirás.
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